Por: Jessica Durán Escuchar que eran los árboles más grandes del mundo me parecía toda una exageración, y en la escuela cuando veía las fotos en el famoso libro La Tierra y sus Recursos podría asegurar que eran montajes modernos de la época, pero mi opinión cambió el día que estuve frente a uno de ellos, me refiero a los ÁRBOLES SEQUOIAS. Los árboles Sequoias, también conocidos como los gigantes de California, son especies enormes que crecen hasta llegar a una altura de casi cien metros y sus troncos desarrollan un volumen inmenso, miden de cuatro a seis metros de diámetro. Se imaginarán como me sentí al lado de uno, como pulgarcito en la tierra de gigantes, y si me había sentido pequeña en otra ocasión esa sensación desapareció al estar frente a esta majestuosa creación de Dios. El Parque Nacional de las Secuoyas (así se le conocen en español) es un parque nacional de Estados Unidos ubicado en la parte sur de la Sierra Nevada, al este de la ciudad de Visalia, en California, aproximadamente 320 km al norte de Los Angeles y a otros 320 km al sureste de San Francisco.
Una de las atracciones principales de este parque es el famoso General Sherman, el árbol más grande del mundo, llama la atención por su peculiar tamaño, con 84 metros de alto y 11 de diámetro es el más visitado y fotografiado por los turistas del parque.
Se dice que muchos de los árboles Sequoia han sobrevivido por más de mil años y que los primeros habitantes de la Sierra llegaron a construir sus casas dentro de los huecos que se forman en ellos a causa de los incendios forestales. Algunos de los árboles caídos han sido transformados en túneles automovilísticos y peatonales, convirtiéndose en fuentes de diversión para grandes y pequeños. Pero la diversión del parque también radica en recorrer sus senderos y disfrutar de los bellísimos paisajes que rodean a la sierra como las laderas milenarias del King Canyon, rios y lagos.
En éste lugar además de disfrutar de grandes momentos de diversión, una sensación de reverencia hacia la madre naturaleza se apodera de ti, ya que su inmensidad nos recuerda lo pequeños que somos los seres humanos frente a las grandezas del planeta y que debemos ser respetuosos con cada ser viviente para mantener una vida en armonía y paz.
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